14 octubre 2008

Ya se veía venir, en lo personal, ya era hora

Crímenes desvelan a autoridades de Puntarenas

Civiles matan a 9 sospechosos en venganza por fechorías.
Ataques contra presuntos hampones comenzaron en junio del 2006 Autoridades advierten que peligroso fenómeno es una realidad.

Otto Vargas M. ovargas@nacion.com

Puntarenas. Venganzas fraguadas por civiles víctimas de delitos explicarían la muerte de nueve presuntos hampones de Puntarenas, ocurrida en el transcurso de los últimos dos años.
“No sabemos si en el futuro esta situación va a continuar; lo que sí está claro es que el fenómeno ya comenzó”, advirtió el jefe del OIJ de Puntarenas, Marcial Torres (autorizado por la Dirección del OIJ para hablar).

La cadena de muertes comenzó en junio del 2006 con el homicidio de Tres Pelos y remató la semana anterior con el de Pulga, a quien dos víctimas de robo ultimaron en Turrubares, San José.

Los afectados –el administrador de un taller (de apellido López) y el dueño de la herramienta (apellidado Oconitrillo)– se unieron para vengar el saqueo en su local en Barranca, el 22 de setiembre pasado.

Los afectados denunciaron a Pulga y a otro sujeto conocido como Neiser , quienes se apoderaron de dos motosierras, dos taladros, una caja de cubos, extensiones eléctricas, una bicicleta y una caja de herramientas.

Pese a la denuncia, Pulga –de apellido Mora y pasado en 27 ocasiones ante el Ministerio Público– conservó su libertad y por eso los denunciantes actuaron por su cuenta, según el OIJ.
Después de una compleja labor de inteligencia, los civiles secuestraron a Pulga en el parque de Barranca y lo remataron de un balazo en la cabeza.

Mora sabía que su vida pendía de un hilo. A su hermano le reveló –horas antes del crimen– que las víctimas del robo lo buscaban.

Aún falta por detener al pistolero contratado para el homicidio.

Bomba de tiempo. “La persona que mata a un sospechoso se convierte en otro delincuente. Ningún civil debe tomar la ley en sus manos, máxime que puede matar a un inocente”, señaló el subdirector del Organismo de Investigación Judicial (OIJ), Francisco Segura.

La primera venganza atribuida a un civil en esta provincia se registró el 25 de junio del 2006 en Barranca. Allí fue asesinado un hombre de apellido Madrid, alias Tres Pelos .

Le cobraron el robo de un arma corta. El civil señalado por el homicidio ya antes había intentado matarlo a balazos.

El 24 de diciembre de ese mismo año, un sujeto de apellido Leitón (conocido como Pachanga) murió en El Roble de un disparo. La Policía sabe que lo buscaban las víctimas de un robo.
Lo mismo le ocurrió a un joven conocido como Bebé, pasado en más de 30 ocasiones ante el Ministerio Público.

El 13 de abril del 2007, desconocidos le dispararon desde un carro en El Roble. Al sujeto, de 17 años, algunas de sus víctimas le habían anunciando que tomarían represalias.
Ese mismo año, pero en julio, a un hombre de apellido Valle (alias Chiricuto) le dispararon mientras caminaba por una calle de El Roble. Lo mataron, sospecha la Policía, por robar la bicicleta a una mujer.

Allegados a la víctima habrían cobrado venganza.

Otras muertes.
Días antes del atentado, por las calles de El Roble corría el rumor de que El Flaco Chagüite tenía las horas contadas.
La muerte de este hombre (de apellido Araya) se registró el 13 de julio pasado.
Le dispararon desde un carro con una escopeta. Algunos lugareños lo señalaban por la misteriosa desaparición de una joven.
Los asesinos han buscado en esa comunidad a otros dos hampones locales – Perrona y Aguas–, cuyos nombres fueron relacionados también con la desaparición.
La vida de Osito (otro sospechoso, de apellido Herrera) terminó el 10 de febrero pasado en El Roble. Molesto por el robo de un televisor, una víctima fabricó una escopeta con tubos y le disparó desde un vehículo a corta distancia.
En mayo, Pelón (apellidado Acosta) murió a manos del hombre que lo responsabilizó por la sustracción de una bicicleta.
El homicida le asestó una puñalada en una pierna. El hombre murió desangrado.
La semana pasada, el hijo de un pastor mató un sujeto de apellido Villalta,
Lo sorprendió cuando robaba –por segunda ocasión– en una iglesia en El Roble. Al sospechoso –sorprendido in fraganti– le disparó con la escopeta que compraron el día anterior al incidente para protegerse del hampa.

3 comentarios:

Terox dijo...

Cualquiera podría pensar que esos hechos son de aplaudir, sin embargo, no se dan cuenta de que por "vengar" cosas materiales se han convertido en asesinos. Todavía los casos donde agarran el ladrón "in fraganti", tienen ese atenuante. Pero planear la captura y ejecución de un ladrón es demasiado.

Matar a alguien no es poca cosa... aunque ese alguien sea un raterillo...

Un síntoma más, y bien preocupante, de que URGE una reforma a las leyes.

Elías Torres dijo...

honestamente me resisto a pensar que esa es nuestra opción, evidentemente se debe hacer algo, pero organizar un crimen para saldar otro no me suena correcto.

GAlcidesS dijo...

Señores, aunque no suene correcto, los infractores no actúan muy correctamente que digamos, y si atentan contra la vida de otros, en buena hora evitarlo desde antes.